
El tiempo ha pasado desde la última vez, ya sólo queda el recuerdo d e tu recuerdo, y aún ese recuerdo es poderoso.
Me he sorprendido al ver pasar el tiempo. ¿Cómo es posible que desde noviembre no haya sido capaz de escribir una frase?, ¿Acaso el mal que me causaste fue tanto como para inmovilizarme e impedirme amar de nuevo?
En fin, he tratado de no pensar en estas cuestiones, de ser libre... como el viento. Así que me concentro en la familia, en el trabajo, en la escuela, en los amigos, en tantas cosas importantes.
Esas niñas interesantes que han aparecido pudieran ser un buen antidoto para el veneno que me tomé, aunque quizás sólo sea temporal. No lo sé.
Añoro esos momentos de mi vida, aquellos instantes en q ue el amor brillaba sin nada que pudiera opacarlo. Viejas añoranzas son esas. El presente es ahora. Y ahora estoy acompañado de muchas personas, pero solo a la vez.
Me pregunto si valdrá la pena intentar estar con alguien por el mero hecho de estar acompañado. Creo que la respuesta es obvia, pero la necesidad es obvia también.
En fin, he conocido personas valiosas q ue sin lugar a dudas me mostrarán un mundo distinto, no sé si mejor, pero distinto.
Creo que el primer paso en esta rehabilitación es abrir los ojos, respirar hondamente y salir a la aventura de nuevo, con nuevos brios y c on renovado impetu, lo demás se lo dejo al destino, la preocupación... también.
Se me hace que al final de estas lineas no dije nada, pero lo dije todo. Benditos laberintos del corazón.
Miguel.