domingo, diciembre 22, 2013

Aguanta corazón.



Lo peor del amor cuando termina son las habitaciones ventiladas, el puré de reproches con sardina, las golondrinas muertas en la almohada, lo malo del después son los despojos que escayolan el humo de los sueños, los teléfonos que hablan con los ojos, el sístole sin diástole, ni dueño. Lo peor de todo es regresar a casa, para ahogar la locura en vanidades, condenar a la hoguera los archivos, lo atroz de la pasión es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos...
Joaquín Sabina.

viernes, mayo 24, 2013

Y usted, ¿qué hace con su soledad?

urso
Y usted, ¿qué hace con su soledad?
Mire, la pregunta es importante porque la soledad significa estar acompañado sólo con uno mismo, es decir, ¿qué tanto le gusta o le desagrada estar con usted?, ¿qué tan útiles o provechosos son los instantes y el tiempo que se dedica?, ¿cómo se la pasa en su propia compañía? No precipite su respuesta, medítela un poco.
¿Sabía usted que hay personas que odian la soledad?, hay individuos que necesitan con urgencia alejarse de sí mismos porque tienen miedo a la responsabilidad de hacerse cargo de su persona, se bloquea su mente cuando tratan de reflexionar sobre su pasado, presente y futuro. Este tipo de personas prefieren refugiarse en los demás; quizás con empatía comparten y viven los problemas y alegrías de los demás y los hacen participes de las que le son propias, de alguna manera necesitan la opinión y aprobación de los demás.
Por otra parte, hay quien vive la soledad de manera distinta: lee, escucha, medita, reflexiona, habla “solo”, escribe, pasea, canta… en pocas palabras, la pasa bien a solas, incluso se podría decir que la gusta y considera saludable una momentánea estancia en los recovecos  de su mente y sus sentimientos. Estas personas creen que la soledad, en dosis correctas, les permite alejarse un poco del entorno, tomar la justa perspectiva de las cosas, encontrarse con su humanidad y hallar plenitud y satisfacción en quiénes son.
Pero con independencia de la postura que usted adopte frente a la soledad, permítame decirle mi opinión. En lo personal, creo que la soledad permite “verse desde afuera”, sin que ello implique tomarse demasiado en serio y agarrarle cariño a la conmiseración que a veces sentimos por nosotros mismos. Pienso que la soledad no es ni buena ni mala, pero debe irse de puntillas cuando está cerca, con algo de cuidado porque una dosis excesiva es perjudicial, puede alejar de los seres amados, puede sepultar en la distancia del olvido.
Creo que puede y debe entenderse el valor de la soledad, pero este es un ejercicio exclusivamente personal. A veces se puede confundir a la soledad con los sentimientos, pero tenga usted cuidado ya que esto puede conducir a la frustración. La soledad no es amor, odio, compasión, felicidad, tristeza o algún otro sentimiento, la soledad es la oportunidad de vivir todos estos sentimientos, o ninguno. El valor de la soledad y de los sentimientos que experimenta a solas depende de usted. Tenga usted cuidado con el uso que le da a la soledad, puede ser una amante fiel o ingrata.
Pero volvamos a la pregunta inicial, ¿qué hace usted con la soledad?, ¿le gusta, le harta, le desespera, le importa poco?
Cualquiera que sea su respuesta, ¿es usted consciente de lo que significa?, recuerde que uno es responsable de sí mismo, usted el dueño de su destino y el responsable de dirigir, en lo posible, el rumbo de su vida, y en esto la soledad lo puede ayudar, dándole sentido, pertinencia, prudencia y la correcta medida de sus decisiones. Al final tenga en cuenta que, lo que haga o deshaga en su paso por este mundo le acompañará por siempre, y en los momentos de soledad vendrá en forma de recuerdos y usted estará a gusto o a disgusto con sus decisiones, las cuales fueron producto de sus pensamientos y acciones.
¿Usted que opina de todo esto?
Quizás en algún momento podamos conversar al respecto y descubrir el rostro que tiene la soledad de cada quién.
Por último, quiero decirle que para estar en soledad bastan unos momentos como los que usted dedicó a reflexionar sobre lo que aquí escribí. En realidad me pregunto si usted estuvo solo porque yo siento que estuve con usted, ¿no sintió igual?, ahora sí… hasta la próxima.

No estas deprimido, estas distraido

Marcianitos

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