Diciembre 30, 2005.
Decir adiós nunca ha sido cosa fácil, parece una tortura vivir de esta manera.
Esperar desangelado la aparición de un fantasma desterrado al olvido temporal.
Y es la insuficiencia del valor y del coraje la enfermedad que me mata por gusto personal.
Quien vive en mi cabeza es el candado de mi mente que me aprisiona y tortura sin piedad alguna.
Mas ya me voy pues me gusta el exorcismo y la llave esta en mi mano como siempre ha estado.
Que seas feliz muñeca rota; El juguetero se va pues el agua de mar lo ahoga.
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